EL COLOR EN LA PSICOLOGÍA

Extracto de "Los lenguajes del color" de Eulalio Ferrer
  
    Física y anímicamente, el ser humano es afectado e influido por los colores que le rodean, al articular sus referencias convencionales. Por ello es que desde los mitos y leyendas primitivos hasta las modernas teorías de la conducta humana se ha  tratado de explicar el significado de los colores. Cuestión que Goethe ya vislumbraba en su Esbozo de una teoría de los colores, generando un sinnúmero de ironías y comentaros maliciosos. Goethe, antes de que existiese la palabra psicología, afirmaba que los "colores actúan sobre el alma; pueden provocar la tristeza o la alegría".

    El clima del color es tan humano como el aire que respiramos, ya sea en la pantalla televisiva, en la discoteca, en el sanatorio, en la indumentaria, en el arte, en la ciencia, en la plaza pública... Los latidos del color pueden ser semejantes a los latidos del corazón, cuya sangre tiene el color de la vida, prolongado en los encantos visuales y perpetuos de la naturaleza. Hay colores vinculados a la adrenalina y otros a la conciliación y al sueño.

    Al nacer, el niño todavía no registra el color en su órgano visual. Tardará en distinguirlo cuando menos seis meses. Hacia los tres años percibirá el amarillo, el blanco, el rosado y el rojo, color que no tardará en convertirse en preferencia receptiva y motora. El amarillo pasará a un sexto lugar, después del azul, el verde violeta y anaranjado. En el caso particular de las mujeres se da una tendencia de orden por el amarillo y el anaranjado. Se ha hablado, como coincidencia curiosa, de que los rojos, amarillos y anaranjados humanizan a las abejas, al preferir éstas la flores con esos colores.

    La psicoloría cromática divide cada color en siete tonalidades, a partir del rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta, siguiendo la norma de clasificación más común: fríos y calientes. El rojo, el naranja, el amarillo y el verde son de poder estimulante o excitante, en tanto que el azul, el índigo y el violeta son sedantes o tranquilizadores. Cuentan el fulgor, la brillantez, la luminosidad, pero el diagnóstico suele orientarse por los matices medio brillantes. Desde el punto de vista del análisis psicológico, el negro se considera como ausencia de todo color, por absorber la luz y no devolverla. Por eso es sintomático de las tinieblas , del caos, de la muerte... Carl G. Jung ha mencionado concretamente los colores que expresan las pincipales funciones psíquicas del hombre:  azul es el color del cielo, del espíritu y del pensamiento; amarillo es el color de la luz, del oro y de la intuición; rojo es el color de la sangre, de la pasión y del sentimiento; verde es el color de la naturaleza, de la sensación y de la relación entre el soñador y la realidad. J. de la Rocheterie observaría, dentro del tema, que así como los colores nacen de las ondulaciones de la luz, las emociones varían de acuerdo con el tono del color.

    La amplitud simbólica de los colores está caracterizada por una enorme libertad de elección, con todas sus inevitables contradicciones, conforme a los niveles de cultura y educación, de creencias religiosas o ideológicas, de sexo y edad, de raza y geografía. Pero hay patrones muy específicos, como hemos visto, con importantes coincidencias. Entre elllos, nos falta incluir el elaborado por la profeosra mexicana Georgina Ortiz, en cuanto se refiere a los colores de alta permanencia:


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